La Biblia de Gutenberg

Por Iñaki Sunza



Antes de Gutenberg



Hasta 1449 y años anteriores, los libros eran difundidos a través de las copias manuscritas de monjes y frailes dedicados exclusivamente al rezo y a la réplica de ejemplares por encargo del propio clero o de reyes y nobles.

A pesar de lo que se cree, no todos los monjes copistas sabían leer y escribir. Realizaban la función de copistas, imitadores de signos que en muchas ocasiones no entendían, lo cual era fundamental para copiar libros prohibidos que hablasen de medicina interna o de sexo. Según la costumbre de la época, la letra inicial de cada capítulo era decorada y adornada artísticamente, y las ilustraciones eran producto decorativo y artístico del propio copista, que decoraba cada ejemplar según su gusto o visión. La copia de una sola página frecuentemente tomaba más de un día. Cada uno de sus trabajos podía requerir hasta diez años.

La copia manuscrita era, pues, un procedimiento muy lento, y el precio exorbitante. Sólo las personas adineradas podían adquirir los manuscritos bíblicos. Es de notar que la mayoría de esos escritos no estaban en lengua corriente, sino en latín o en griego. La Santa Escritura sólo era accesible a algunos privilegiados.

Hay que destacar la obra cumplida por estos copistas y escribas quienes, durante más de un milenio, transcribieron fielmente los textos sagrados. Trabajaban hasta que la muerte llegaba a arrancarles la pluma de la mano; entonces otros continuaban su tarea.


A MEDIADOS DEL SIGLO XV, Johannes Gutenberg, alemán reconocido en el mundo occidental como "el inventor de la imprenta", adoptó una vieja fábrica de telas como edificio para su taller. En este entorno apostó a que era capaz de hacer una copia de la Biblia en menos de la mitad del tiempo de lo que tardaba en copiar una el más rápido de todos los monjes copistas y que éstas no se diferenciarían en absoluto de las manuscritas por ellos.

Pidió dinero a un prestamista y comenzó su reto sin ser consciente de lo que su invento iba a representar para el futuro de toda la humanidad.

En vez de usar las habituales tablillas de madera, que se desgastaban con el uso, confeccionó moldes en madera de cada una de las letras del alfabeto y posteriormente rellenó los moldes con hierro, creando los primeros "tipos móviles". Tuvo que hacer varios modelos de las mismas letras para que coincidiesen todas entre sí: en total, más de 150 "tipos", que imitaban la escritura de un manuscrito. Había que unir una a una las letras que se sujetaban en un ingenioso soporte, mucho más rápido que el grabado en madera y considerablemente más resistente al uso.

Como plancha de impresión, amoldó una vieja prensa de vino a la que sujetó el soporte con los "tipos móviles" con un hueco para las letras capitales y los dibujos. Éstos, posteriormente, serían añadidos mediante el viejo sistema xilográfico y terminados de decorar de forma manual (por eso cada ejemplar era único).

En enero de 1452, después de dos años de trabajos preparatorios, Gutenberg pudo lanzar su producción. Se necesitaban 12 horas para componer una página, mientras que la tirada de 10 copias tomaba una hora.

Gutenberg se convirtió así en el primer impresor de la Biblia. En otoño de 1454, la Biblia latina llamada «de 42 líneas» o «Biblia de Gutenberg» salió al fin de la prensa. Compuesta de dos tomos in-folio y totalizando 1,286 páginas, fueron tirados 185 ejemplares, 35 Biblias en vitela (cada una necesitó 170 pieles) y 150 en papel. Fue el primer libro impreso en el mundo. De éstos subsisten 49 volúmenes más o menos completos, de los cuales hay un magnífico ejemplar de papel en la fundación Bodmer, en Cologny (Ginebra, Suiza).

La versión utilizada fue la «Vulgata» (nombre dado en el año 405 de nuestra era, por Jerónimo, su traductor), que serviría de referencia a numerosas traducciones de la Biblia en idiomas europeos.

Desde entonces la imprenta se expandió rápidamente en Europa. A partir de 1550, el precio de una Biblia llegó a ser más pagable. De ahí en adelante las Sagradas Escrituras pudieron ser accesibles a todos los que desearan adquirirla. 

La Biblia de Gutenberg se conoce como el primer libro impreso (Maguncia, Alemania, año 1450). Aunque no es el primer libro impreso mediante el sistema de tipos móviles (fue el Misal de Constanza, en 1449), fue su mayor trabajo, y tiene el status de icono como el comienzo de la "Edad de la Imprenta".

De los centenares de ediciones de la Biblia, la más notable es la publicada por Gutenberg por su belleza y antigüedad. La Biblia de Gutenberg no fue simplemente el primer libro impreso, sino que, además, fue el más perfecto. Su imagen no difiere en absoluto de un manuscrito. El detalle y el cuidado con que fue hecho lo hacen una auténtica obra maestra.

Artículo publicado en la revista A&C Arte y Comunicación Gráfica 

Edición Diciembre 2009-Enero 2010



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